Crónica del día 21 de junio

Primera noche
Marta Hernández Conde, Madrid
Guadalupe Romero Garnica, Jaén


Tras meses de espera y entusiasmo, llegó el gran día: empezamos la Ruta Quetzal BBVA 2003. Los nuevos expedicionarios fuimos llegando poco a poco a partir de las cuatro de la tarde. Todos estábamos nerviosos y perdidos. Además, nuestros padres, entre lágrimas y consejos, aumentaban esta sensación. Comenzamos a conocernos mientras montábamos las tiendas de campaña, bajo un sol de justicia. Una vez montada la tienda, fuimos a por el material, que se nos fue entregado a "modo de mili", haciendo filas y recibiendo "ánimos".

Ahora sí que llegó el momento de despedirse de los padres y hermanos a los que no veremos en 45 días. Aprovechamos este último encuentro para darles el material que no cabía en la mochila. Mientras seguían llegando ruteros, algunos nos fuímos a la piscina para tomar nuestro primer baño juntos y empezar a conocernos. Otros, en cambio, hablamos con antiguos expedicionarios, los cuales nos dieron consejos,¡que esperamos nos sean útiles!.

Sobre las nueve de la noche, nos preparamos para ir a cenar. Era el momento más esperado por algunos, y sólo estamos el primer día. Después de la cena, conocimos una nueva manera de limpiar platos ¡a manguerazos! Un poco agotados, los monitores nos reunieron para presentarse y darnos las normas: no pudimos ir a dormir hasta que no dejamos todo tal y como lo habíamos encontrado.

Después de la limpieza nos fuimos a descansar, o al menos a intentarlo. Extendimos las esterillas, que se volvían a enrrollar. Y con un calor espantoso y temor de que los antiguos expedicionarios nos hicieran alguna novatada (menos mal que se portaron bien) conseguimos dormir un par de horas, hasta que el frío de la mañana nos despertó.

A las 8, las ruteras de años anteriores cantaron una canción con la que pretendían levantarnos: "...Buenos días, tía María..." Y, a la vez, otro nos ponía los dientes largos con un desayuno, que resultó ser totalmente distinto al real, aunque igual de apetecible. Así fue la primera noche y así comenzó el segundo día como ruteros.




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