Crónica temática

El espíritu Quetzal
Juan Carlos Villarías (Cantabria)


Juan Carlos.

A falta de ocho días para el final de la Ruta, y se podría decir que anticipándola de alguna forma, se nos viene a la cabeza continuos "flash-backs" .La Ruta Quetzal BBVA es un paréntesis en la vida. Es una vida aparte, con total autonomía. En esos flash aparecen, como es lógico, momentos buenos y malos.

Como suele decirse, los malos no duran por siempre, pero todo lo bueno se acaba. Y, como vida aparte que es, la Ruta es una sucesión de buenos y malos momentos, en los que siempre, siempre, predominan, al menos en nuestra memoria, recuerdo y alma, los buenos.

Presumiblemente inconscientes de lo que este maravilloso programa educativo de intercambio cultural significará para nosotros, una vez que finalice, lo tomamos como algo sentimental. Porque, aunque tal vez eso no se vea claramente desde fuera, la Ruta Quetzal BBVA también es eso. Eso y mucho más. Cuando me preguntan cómo es la Ruta o si vale la pena tantos momentos de esfuerzo y sufrimiento, nada de esto se comprende sino se vive.

Porque la Ruta Quetzal BBVA es una vida aparte. Solidaridad, amistad, compañerismo, fraternidad... Son valores que se escriben con mayúsculas en nuestras relaciones interpersonales. Y estos son también los valores que se escriben con mayúscula en el espíritu quetzal. Nosotros mismos somos el espíritu quetzal. Aquí, ni organización, ni profesores podrían hacer nada. Se puede tratar de fomentar, pero de donde no hay no se puede sacar nada. Y, en este caso, si se está sacando mucho, es que hay mucho en el fondo.

Como muestra, el siguiente botón: ascensión a Pico Duarte. Tras cuatro horas de caminata, llevábamos dos sin una gota de agua en nuestras cantimploras, no sabíamos cuándo la encontraríamos. No sabíamos cuándo llegaríamos. Aun así, todo aquel a quien le quedaban tres gotas, no dudaba en dárselas a aquel que veía que estaba peor. Este es el espíritu quetzal.

Decía anteriormente que nadie puede hacer nada aparte de nosotros, para que ese espíritu exista; pero he de recalcar y señalar que el trabajo al alimón de organización y ruteros está siendo magnífico y magnánimo, superando todas las dificultades y con una actitud digna de la mejor loa.

En todas nuestras mentes quedará sin duda la infernal ascensión al Pico Duarte. En mi modesta opinión, la experiencia que más nos marcará de toda la Ruta y una de las que más en nuestra vida. Si me preguntan por qué, o responderé lo mismo que he hecho con todas las demás: hay que vivirlo.

Con su permiso, me voy apurar y disfrutar al máximo los últimos días de la Ruta Quetzal BBVA y su espíritu: su gente.

Un saludo a mis padres y familiares y todos mis amigos y profesores.

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