La nieve, por primera vez
Yafet A. Arroyo (Puerto Rico)
Lorena Brito (México)
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Yafet y Lorena.
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Desde que empezamos a subir al Mulhacén, nos encontrábamos
muy emocionados, pues nos habían dicho que aún quedaba
un poco de nieve en las partes más altas. No fue fácil
subir al pico más alto de la península ibérica
ya que tenía cuestas muy empinadas; pero, al ver los paisajes
tan hermosos con esas montañas impresionantes y esos valles,
uno se sentía muy cerca del paraíso, a lo cual se añadía
la flora, los rebaños y todos los animales con los que contaba
este lugar. Sin duda alguna, era realmente precioso. Sentíamos
como si estuviéramos en el pasado, donde la naturaleza no había
sido tocada por el hombre.
Cuando más cansados estábamos... ¡Vimos la nieve!...
Fue algo espectacular, la teníamos a unos metros de nosotros.
Yafet, de Puerto Rico, que estaba súper cansado, al ver la
nieve bajo corriendo una colina y, sin pensarlo dos veces, se lanzó
a la nieve y empezó a jugar con ella junto a otros compañeros
que viven en zonas tropicales, que igualmente no la habían
visto en su vida.
Ver nieve y tocarla era uno de los sueños más grandes
que, gracias a la Ruta Quetzal BBVA, se hizo realidad. Cuando él
estaba por salir de la nieve, se resbaló y se golpeó
en la espalda baja. Sin embargo, eso no le quitó ánimos
para seguir subiendo y admirando la belleza del paisaje de las montañas
de España.
En cambio, Lorena se había desilusionado porque, al llegar
a la cima, no había podido tocar la nieve, pero se quedaba
con la satisfacción de sólo haberla visto. Pero Luna
la invitó a ir con él para lograr tocar la nieve con
sus manos. Entonces ella se puso feliz. Cuando íbamos descendiendo,
Luna y Ángel, jefe y sub-jefe del campamento, la llamaron y
la llevaron a un lugar donde había mucha nieve. Ellos subieron
por la nieve y ella, como estaba tan emocionada, intentó subir
como ellos y cayó al suelo. Entonces todos se rieron y la ayudaron
a subir. Luego se pusieron a jugar con ella a bolazos con la nieve.
Fue algo increíble, se cumplió uno de sus sueños
y nunca lo podrá olvidar.
Bueno, esta experiencia de jugar, de ver, de sentir la nieve por
primera vez fue única para muchos americanos. Es algo que no
se puede explicar. Cuando tocamos la nieve, sentimos como si estuviéramos
tocando una granizada. Por supuesto, hacía un frío exagerado,
pero todo el cansancio y el frío se nos hizo algo bellísimo.
En conclusión, nos sentimos muy felices, muy satisfechos. Esperamos
volver a repetir esta experiencia única porque nos encantó.
Aunque ya nunca volvamos a compartir esto con los ruteros, seguramente
cuando estemos de nuevo con la nieve, recordaremos el momento tan
feliz y lleno de dicha como el que hemos tenido.
Besos y abrazos a nuestras familias de México y Puerto Rico.
Los extraños y añoramos el día en que nos volvamos
a ver.
