Crónica del 21 de julio

La nieve, por primera vez
Yafet A. Arroyo (Puerto Rico)
Lorena Brito (México)


Yafet y Lorena.

Desde que empezamos a subir al Mulhacén, nos encontrábamos muy emocionados, pues nos habían dicho que aún quedaba un poco de nieve en las partes más altas. No fue fácil subir al pico más alto de la península ibérica ya que tenía cuestas muy empinadas; pero, al ver los paisajes tan hermosos con esas montañas impresionantes y esos valles, uno se sentía muy cerca del paraíso, a lo cual se añadía la flora, los rebaños y todos los animales con los que contaba este lugar. Sin duda alguna, era realmente precioso. Sentíamos como si estuviéramos en el pasado, donde la naturaleza no había sido tocada por el hombre.

Cuando más cansados estábamos... ¡Vimos la nieve!... Fue algo espectacular, la teníamos a unos metros de nosotros. Yafet, de Puerto Rico, que estaba súper cansado, al ver la nieve bajo corriendo una colina y, sin pensarlo dos veces, se lanzó a la nieve y empezó a jugar con ella junto a otros compañeros que viven en zonas tropicales, que igualmente no la habían visto en su vida.

Ver nieve y tocarla era uno de los sueños más grandes que, gracias a la Ruta Quetzal BBVA, se hizo realidad. Cuando él estaba por salir de la nieve, se resbaló y se golpeó en la espalda baja. Sin embargo, eso no le quitó ánimos para seguir subiendo y admirando la belleza del paisaje de las montañas de España.

En cambio, Lorena se había desilusionado porque, al llegar a la cima, no había podido tocar la nieve, pero se quedaba con la satisfacción de sólo haberla visto. Pero Luna la invitó a ir con él para lograr tocar la nieve con sus manos. Entonces ella se puso feliz. Cuando íbamos descendiendo, Luna y Ángel, jefe y sub-jefe del campamento, la llamaron y la llevaron a un lugar donde había mucha nieve. Ellos subieron por la nieve y ella, como estaba tan emocionada, intentó subir como ellos y cayó al suelo. Entonces todos se rieron y la ayudaron a subir. Luego se pusieron a jugar con ella a bolazos con la nieve. Fue algo increíble, se cumplió uno de sus sueños y nunca lo podrá olvidar.

Bueno, esta experiencia de jugar, de ver, de sentir la nieve por primera vez fue única para muchos americanos. Es algo que no se puede explicar. Cuando tocamos la nieve, sentimos como si estuviéramos tocando una granizada. Por supuesto, hacía un frío exagerado, pero todo el cansancio y el frío se nos hizo algo bellísimo. En conclusión, nos sentimos muy felices, muy satisfechos. Esperamos volver a repetir esta experiencia única porque nos encantó. Aunque ya nunca volvamos a compartir esto con los ruteros, seguramente cuando estemos de nuevo con la nieve, recordaremos el momento tan feliz y lleno de dicha como el que hemos tenido.

Besos y abrazos a nuestras familias de México y Puerto Rico. Los extraños y añoramos el día en que nos volvamos a ver.

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