Una mañana en Granada
Virginia Gil (Cáceres)
Laura Gaspar (Zaragoza)
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Virginia y Laura.
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¿Suena el coqui? Todos nos hacíamos la misma pregunta
e incluso algunos pensábamos que habíamos vuelto a Puerto
Rico: ese sonido que nos había despertado en el Bosque del
Pueblo, hoy nos acompañaba en la madrugada granadina del día
20 (cumpleaños de Ander, componente del grupo “Fusión”).
Nos levantamos para ir a una mezquita, allí experimentamos
unos rezos musulmanes. Aunque agotados, prestamos atención
a nuestra compañera marroquí que se unía a los
rezos. Al no entenderlo bien, más de un ojo se cerró
quedando dormido en el suelo acolchado. Al finalizar nos ofrecieron
un pequeño desayuno del que disfrutamos doblemente al observar
el maravilloso amanecer de Granada con la Alhambra de fondo. Más
tarde fuimos al mirador de San Nicolás y allí desayunamos
en condiciones, con chocolate y todo.
Regresamos al campamento, recogimos todo de aquel patio de escuela
y partimos hacia una de las siete maravillas del mundo, la Alhambra.
Denominada así por sus muros de color rojizo (“qa‘lat
alHamra‘, Castillo Rojo), está situada en lo alto de la
colina de al-Sabika, en la margen izquierda del río Darro,
al este de la ciudad, frente a los barrios del Albaicín y de
la Alcazaba.
Se tiene constancia por primera vez de ella en el siglo IX, cuando
en 889 Sawwar ben Hamdun tuvo que refugiarse en la Alcazaba y repararla
debido a las luchas civiles que azotaban por entonces el Califato
cordobés, al que pertenecía Granada. Será en
el siglo XII con la llegada del primer monarca nazarí, Mohamed
ben Al-Hamar, cuando fijará la residencia real en La Alhambra.
Este hecho marcará el inicio de su época de esplendor.
En una hora era casi imposible apreciarla en su totalidad, pero intentamos
aprovechar la visita al máximo. Llega la comida que nos anuncia
el momento de partir hacia el Mulhacén. Nervios en el ambiente
y ruteros que todavía no tenían claro qué hacer.
Por nuestra parte cabe decir que los rumores son ciertos, la ruta
es la experiencia de nuestra vida y hay que saber aprovecharla.
