Crónica del 19 de julio

Tras los pasos del Quijote
Laura Pérez (Bilbao)
Rebeca Sánchez (Madrid)


Laura y Rebeca

¡Menudo despertar! Después de haber pasado una fabulosa noche durmiendo en vivaque bajo las estrellas en el castillo de Consuegra, nos despertaron sin el habitual canto mañanero de Luna para ver el amanecer manchego, rodeados de los Molinos del Quijote.

Para el que no lo sepa, dormir en vivaque consiste en dormir al aire libre, con un frío que pela, utilizando únicamente el saco y la esterilla, lo que significa que el olor a tigre en el autobús era insoportable, debido a que no tuvimos la ocasión ni de cambiarnos de ropa ni de ducharnos.

Nada más despertarnos, recogimos nuestras "pesadas maletas de viaje" y nos dirigimos al autobús donde aprovechamos para echar una cabezadita durante una hora hasta llegar a Puerto Lápice.

¡Pobres vecinos del pueblo! A tempranas horas de la mañana, trescientos cincuenta jóvenes ruteros nos paseamos por las calles del pueblo, acompañados por su banda y la nuestra y cantando el himno de la Ruta. Si hubiésemos sido nosotras las del pueblo, quizás no hubiésemos sido tan amables. Allí nos recibió el Alcalde de Puerto Lápice y nos esperaba un exquisito desayuno. A pesar de que sigue siendo el mismo desde hace cinco días, nos sabe a gloria, en comparación con la yuca famosa de la República Dominicana.

En la Venta del Quijote fue investido Caballero de la Cofradía de Don Quijote nuestro jefe Miguel Quadra-Salcedo en una ceremonia donde el gran maestre le dijo estas palabras, entregándole el libro: "Bienvenido, señor cofrade, a nuestra hermandad; yantad y bebed en nuestra compañía, hablemos de quijotescas aventuras. Tomad este libro, leedlo y meditadlo que es nuestro evangelio, y que Dios haga a vuestra merced muy venturoso caballero y le dé ventura en lides". Acto seguido le impusieron las insignias, le entregaron la espada y Miguel, ya investido caballero brindó por todos los pequeños quetzales.

Y después... ¡Devuelta al autobús! Otra horita hacia Almagro, que evidentemente aprovechamos para seguir ganando fuerzas. Llegamos a las once, ya nos habíamos despertado tres veces, pero ahora nos esperaban las emociones fuertes. Primero visitamos el Corral de Comedias, donde nos dieron una conferencia sobre este tipo de lugares y lo que se representaba en ellas. Lógicamente todas aprovechamos esta magnífica y extensa conferencia para ampliar nuestra culturilla general y recuperar fuerzas de nuevo.

A continuación, nos dirigimos a paso ligero, aprovechando hasta las sombras de nuestros compañeros para no pasar calor, hacia el Teatro Principal donde asistimos a otra conferencia sobre Almagro. Acabada la visita a la ciudad, nos encaminamos hacia un parque, donde preparamos la mochila grande con la que tenemos que realizar el ascenso al Mulhacen, el pico más alto de la península ibérica. En el idioma rutero, esto significa que arréglate con lo menos posible para cargar esta mochila unas ocho horas.

Durante la preparación del equipaje de mano, nuestra monitora nos explicó los grupos que se harán para la subida: "tortugas", que irán lentas, pero seguras; en medio saldrán las "cebras" que irán al trote por las laderas de monte y, por último, están "liebres" y "linces" que andarán lo mismo, pero en menos tiempo. Merece la pena este último esfuerzo antes de embarcar en el buque de la Armada Española, con el que culminaremos nuestra aventura "Rumbo a la Montañas del Parayso".

Para finalizar la mañana, nos dirigimos al caterin por grupos que nos esperaba con unas suculentas alubias y pollo asado con patatas. De postre y para no engordar una dietética manzana verde.

Un besazo enorme para mis padres y amigos, que intento llamarles y nunca están (Laura).

Recuerdos a mis dos hermanos exruteros y gracias por sus consejos. Besos a papis, abuelas y tía (Rebeca).

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