Crónica del 18 de julio

Por tierras del Quijote
Berta López (Madrid)
Elena Coello (Madrid)


Elena y Berta.

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre nos acordaremos toda la vida por el calor tan horrible que hemos soportado, hemos pasado la mayor parte del día.

A la hora de la comida hemos disfrutado de un ya conocidísimo menú, en lo alto de un cerro, entre algunos de los desaforados gigantes con los que Don Quijote entró en batalla. Aunque a nuestros ojos y, a pesar de que esta temperatura vuelve loco a cualquiera, no eran más que molinos de viento, aunque con mucha historia.

Más tarde, hemos asistido a una de nuestras queridas conferencias. Nos hablaron de El Quijote y la charla ha tenido un escenario más original que otras veces: el castillo de Consuegra. Pero aún así, el cansancio se palpaba en el ambiente.

Después, hemos ido por grupos a ver el funcionamiento de los molinos y una visita guiada por el castillo. Y, lo más importante, los monitores saltándose su rutina estricta ¡nos han dejado comprar, comida, bebida, helados, lo que quisiéramos, un lujo!

A las 20:00 horas nos ha recibido el Alcalde de Consuegra, con el que hemos intercambiado regalos. Al final nos ha invitado a conocer su pueblo, después de una charla corta, que siempre se agradece. Siguiendo su consejo, hemos bajado a Consuegra a cenar en un parque y a gozar de nuestra hora escasa de tiempo libre, que siempre algo es algo.

A las 23:00 horas nos dirigimos al castillo con la ilusión de “vivaquear”; esto es, dormir a la intemperie, aunque arropados solamente con un saco o una manta o sin nada. Y es que dormir bajo un manto de estrellas no pasa todos los días, y menos en lo alto de las torres de una construcción tan histórica e importante.

Y aquí estamos, entre un montón de gente dentro de sus sacos (sólo chicas), rodeadas de molinos, escribiendo nuestra crónica y sacando en conclusión algunos pequeños consejos. Esto es, unas pequeñas advertencias para aquellas que quieran ser ruteras sin morir en el intento. Así que tomen papel y lápiz, y presten atención.

1. Toda la ropa que te mandan comprar o traer de tu casa, intenta que sea del color más oscuro posible, porque así la porquería podrá pasar desapercibida.

2. La mitad de las cosas que vas a meter en la mochila no te van a servir para nada. De ropas, por ejemplo, usarás sólo la oficial ¡Esto es la Ruta! No seas iluso.

3. Durante la expedición no te levantes pensando que es el día que todos estamos esperando, a pesar de lo que te digan los megáfonos. Puede ser que no lo sea.

4. Prepárate para comer todo tipo de cosas, o llénate reservas en la mochila; sino, morirás. Lo sentimos; pero aquello que te llevas, cómetelo rápido, que pesa. Sino, empieza a tirar esas cosas inútiles de las que ya te hemos avisado, y no has hecho caso.

5. Si andas despacio, o te cansas muy rápido, sal con los primeros en las caminatas: llegarás el último. Pero, si sales al final, tendrás a un monitor arrastrándote todo el camino.

6. Espabilarse a la hora de las comidas te evita el no caer entre los pringados que siempre comen los últimos y llevan los agobios del megáfono.

7. Las gafas de sol pueden ser un refugio para disimular el sueño cuando no eres capaz de atender a lo que están diciendo en una conferencia; y, en fin, no te preocupes, que este tipo de estrategias se aprenden rápido.

8. En América no cuentan el tiempo como en España: siempre quedan 20 minutos... Creemos que con esto seréis capaces de sobrevivir en momentos de apuro y cansancio especial. Si no, lo sentimos, otra vez será.

Aprovechamos para saludar a nuestra gente. Besos de dos madrileñas.

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