Crónica del día 23 de junio

Visitando el mundo acuático
Karla María Bayres, Nicaragua

¡Vamos al acuario!, nos han dicho por la mañana, sin imaginar la maravillosa aventura que viviríamos. Al llegar el momento del arribo, la brisa marina nos da la bienvenida y el fondo de fotos con amigos y monitores dibuja un paisaje indescriptible. Luego del almuerzo, cada grupo inicia el tour: hay habitat marinos de todos los tamaños y para todo tipo de peces, desde un pequeño arrecife para los corales hasta una recreación de un muelle para peces gato.

El Acuario Nacional de República Dominicana, con aproximadamente 50 especies de animales marinos, es para todos los niños un paraíso de entretenimiento; para los intelectuales, una fuente de conocimiento de la biología; para los amantes de la naturaleza, un jardín de rosas que cuidar; para los turistas, una aventura acuática -paradójicamente- en tierra. Y ¿para mí?... No hay palabras que lo expliquen.

Mientras el pez globo aleteaba, las tortugas dormían, los cangrejos se ocultaban y el tiempo avanzaba, aquella excursión iba formando parte de nuestros grandes recuerdos. Sin darnos cuenta, en esos momentos pudieron florecer vocaciones, renacer esperanzas y disminuir tristezas.

Así, unos saciábamos la curiosidad y otros eternizaban el momento con fotografías. Entonces el guía nos dirige por un túnel que nos traslada por el más grande observatorio acuático del acuario. Al cruzarlo, paeace que te transportas a otro mundo. Y es que a tu lado se escabulle entre algas una sardina y sobre tu cabeza duerme un tiburón. No todos los días convives tan de cerca con el reino animal.

En el acuario también hemos observado muchos animales curiosos como la morena, los bubbies y los betas, siendo éstos últimos peces de pelea.

Al preguntarle al guía cuál era el animal que más llamaba la atención en el acuario, nos contestó que el Manatí.

Este raro mamífero acuático se encuentra en peligro de extinción, es por ello que actualmente está siendo bien cuidado en el acuario "Tamao" y fue encontrado en la Falla Barahona. Este tierno manatí es huérfano y pesa 800 libras. Según el guía, tiene 7 años, se alimenta de lechosa y lechuga. Uno de los datos curiosos acerca de los manatíes es que la gestación de su especie dura 13 meses ¿increíble, verdad? La naturaleza es sabia.

Después de que algunos "ruteros" han tenido la oportunidad de estar en su pileta un momento, los buses se enfilan para enrumbarnos a una visita cultural. Los expedicionarios de Ruta Quetzal BBVA hemos visitado el mundo acuático del Acuario Nacional.

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