Crónica del 17 de julio

Tarde libre en Toledo
Isabel Arroyo (Asturias)
María Teresa del Pozo (Madrid)


Isabel y María.

Tras una intensa mañana de “Greco-Catedral”, “Catedral-Greco”, sobre las llanas y frescas calles de Toledo, degustamos un exquisito manjar a base de macarroni con tomati, carne con patatas y fruta de temporada a temperatura ambiente 37º C. Una vez conocido el menú, atropellos en el McDonald’s; gente morada continuaba devorando sin cesar; aun a riesgo de consecuencias.

Hablemos ahora de cómo transcurrió nuestra tranquila tarde libre. A destacar, preguntas más frecuentes: ¿Dónde hay un supermercado? ¿Dónde hay baños? Por favor, ¿papel albal? ¿Una bollería? ¿Cabinas de teléfono? Calurosa llegada de los ruteros a los supermercados, tiendas de alimentos y cabinas de teléfono de Toledo. Colapso de la red telefónica.

Misión imposible: en busca de la sombra de la ciudad.¡Oh! Las 5:58 ¿Dónde estará la maldita plaza Zocodover?... Solución. A lo lejos se oye el suave murmullo del megáfono, más que conocido, de nuestro querido Jesús Luna anunciando la marcha inmediata de los carros.

Finalizamos la tarde libre y el cautiverio. Dentro de los autobuses nos transmiten la olvidada idea de ducharnos, y además con sorpresa: en ducha de la Academia Militar de Toledo. La fatiga de los carros no les permite subir hasta el campamento dejándonos a mitad de camino para, en 5 minutos, alcanzar la tienda, coger lo necesario para desinfectarnos y volver corriendo.

La ducha, aunque corta, mereció la pena. Por fin recuperamos el olfato. Con la mochila a la espalda y plato en mano y papel albal en la otra, volvemos a nuestra querida plaza, donde nos espera el último manjar del día: patatas guisadas con calamares, pescado con salsa americana y flan/natillas.

Finalmente la frase que todos estábamos esperando: Liro-lí, liro-lá, noche libre y a bailar. Se cambian los supermercados y baños por las discotecas y los bares. Tocan las 12 de la noche y, como en el famoso cuento de la Cenicienta, los ruteros abandonan los lujos para reunirse con los pitufos cantimploros (los monitores) y volver a nuestro hogar, dulce hogar.

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