Tarde libre en Toledo
Isabel Arroyo (Asturias)
María Teresa del Pozo (Madrid)
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Isabel y María.
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Tras una intensa mañana de Greco-Catedral, Catedral-Greco,
sobre las llanas y frescas calles de Toledo, degustamos un exquisito
manjar a base de macarroni con tomati, carne con patatas y fruta de
temporada a temperatura ambiente 37º C. Una vez conocido el menú,
atropellos en el McDonalds; gente morada continuaba devorando
sin cesar; aun a riesgo de consecuencias.
Hablemos ahora de cómo transcurrió nuestra tranquila
tarde libre. A destacar, preguntas más frecuentes: ¿Dónde
hay un supermercado? ¿Dónde hay baños? Por favor,
¿papel albal? ¿Una bollería? ¿Cabinas
de teléfono? Calurosa llegada de los ruteros a los supermercados,
tiendas de alimentos y cabinas de teléfono de Toledo. Colapso
de la red telefónica.
Misión imposible: en busca de la sombra de la ciudad.¡Oh!
Las 5:58 ¿Dónde estará la maldita plaza Zocodover?...
Solución. A lo lejos se oye el suave murmullo del megáfono,
más que conocido, de nuestro querido Jesús Luna anunciando
la marcha inmediata de los carros.
Finalizamos la tarde libre y el cautiverio. Dentro de los autobuses
nos transmiten la olvidada idea de ducharnos, y además con
sorpresa: en ducha de la Academia Militar de Toledo. La fatiga de
los carros no les permite subir hasta el campamento dejándonos
a mitad de camino para, en 5 minutos, alcanzar la tienda, coger lo
necesario para desinfectarnos y volver corriendo.
La ducha, aunque corta, mereció la pena. Por fin recuperamos
el olfato. Con la mochila a la espalda y plato en mano y papel albal
en la otra, volvemos a nuestra querida plaza, donde nos espera el
último manjar del día: patatas guisadas con calamares,
pescado con salsa americana y flan/natillas.
Finalmente la frase que todos estábamos esperando: Liro-lí,
liro-lá, noche libre y a bailar. Se cambian los supermercados
y baños por las discotecas y los bares. Tocan las 12 de la
noche y, como en el famoso cuento de la Cenicienta, los ruteros abandonan
los lujos para reunirse con los pitufos cantimploros (los monitores)
y volver a nuestro hogar, dulce hogar.
