Bodas de Camacho el Rico
Paula Pérez (Logroño)
Andrea Zavala (Madrid)
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Paula y Andrea.
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Mientras nuestros compañeros expedicionarios disfrutaban de
tiempo libre en aquel Cigarral, algunos estuvimos reunidos con los
monitores porque esa noche nos íbamos a disfrazar par dar verosimilitud
a la representación de las Bodas de Camacho descritas por Cervantes
en El Quijote.
Se vieron disfraces de los soldados de Flandes, de espadachines encarnados
por expedicionarios que habían participado en clases de Esgrima
de la Ruta y de tunos que pertenecían al aula de Música.
A pesar de algunos pequeños inconvenientes como el tallaje
de nuestros vestidos medievales, estábamos preparados para
encajar perfectamente en una Boda de Camacho real.
Tras una breve conferencia a la entrada de la finca del Cigarral,
los invitados comenzaron a llegar y el maestro Martín Kronlund,
que era el mejor que podía representar el papel de Don Quijote
por su esbeltez, altura y manejo de la espada y el florete, nos ofreció
una clase magistral de Esgrima con sus pupilos, los jóvenes
espadachines.
Un millar de personas acudieron al Cigarral, donde se celebraban
la Bodas de Camacho el Rico. Organizada por la empresa pública
Don Quijote de la Mancha 2005, S.A. Se escenificó este pasaje
del Quijote siguiendo con la mayor fidelidad posible el relato de
Cervantes. Entre los invitados se encontraban el Vicepresidente del
Gobierno Regional, José María Barreda, y Consejeros
de Castilla La Mancha, Rector de la Universidad, Concejala de Servicios
Sociales del Ayuntamiento de Toledo, así como representantes
del mundo político, empresarial, social y cultural de la ciudad.
Alrededor de las 8:00 ascendimos por un paseo, en cuyos márgenes
se habían colocado puestos de venta a modo de mercado medieval,
y al son de canciones de época llegamos hasta la plaza donde
tendría lugar el renombrado banquete de las Bodas de Camacho.
Se comenzó por la lectura del capítulo 20 de la segunda
parte del Quijote, en donde se narra el susodicho banquete. La finca
del Cigarral, en la altura, tiene una hermosa vista de Toledo, sobre
todo en aquel atardecer lleno de colores rojizos. Los lectores eran
profesionales del teatro o de los medios de comunicación entre
los cuales se encontraba J. L. Galiardo y otros actores importantes.
A continuación se dio paso a canciones y bailes populares,
lectura de romances por juglares, títeres, participación
de ruteros, pinches de cocina, tunos... El banquete llegó,
una vez que se casaron los novios y, tras los vítores de rigor,
todos pudimos degustar los manjares que ciaba Cervantes: queso manchego,
torreznos, ajo blanco, caldo, migas, gachas, cochinillo, escabeche
de conejo, novillo relleno de lechones, olla podrida, estofados de
aves, estofado de liebre con judías blancas, frutas de sartén,
arrope, pestiños y sorbete de rosas...en un apretado y pícara
rapiña de rompan filas y cada uno tome que pueda y guste. Todo
ello amenizado por agrupaciones de la comarca tales como los pastores
de parrillas de Talavera de la Reina, el cantautor Ismael y
otros.
Como broche de cierre los músicos de la Ruta nos ofrecieron
una vez más sus canciones ya conocidas por todos nosotros.
Ascendieron hasta la zona de banquete interpretando una melancólica
melodía, rodeados de pajes con velas, que más parecían
un cortejo fúnebre en mitad de la noche que los músicos
que amenizan el baile de casados.
Nadie quería irse, pero hubo un detalle final: a todos nos
obsequiaron con un ejemplar del Quijote para no olvidar esta irrepetible
experiencia en el resto de nuestra vida.
