Segovia vista por dos segovianas
Raquel del Ser (Segovia)
Laura Martínez (Segovia)
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Raquel y Laura.
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Aunque ya hemos hablado de Segovia en crónicas anteriores,
publicamos las reacciones de cómo ven a la Ruta Quetzal BBVA
dos expedicionarias que se consideran por naturaleza u adopción
segovianas de pura cepa.
Algunos de nosotros tuvimos la suerte de poder pasar por nuestras
casas y sentir la sensación de una ducha caliente y una almohada.
No faltaron los consejos familiares de última hora: Raquel
come bien y Laurita, a ver si las camisetas ven más jabón.
Dejamos atrás las guagas y los carros, para volver a las relajadas
siestas de los autobuses. La llegada a Segovia, mi ciudad, tuvo mucho
encanto.
Nos dejaron libres para que recorriéramos y descubriéramos
solos la ciudad. Conferencia en el Conservatorio de Música
sobre la Historia y las figuras ilustres de Segovia. Y pensaréis
que no teníamos tanta hambre, pero os equivocáis: la
cena en la Plaza de San Martín fue muy bien recibida. Todo
el mundo se puso muy contento cuando supo que tenía tiempo
libre por la noche. La mayoría lo aprovechó para conocer
la noche segoviana desde todos los ángulos posibles; unas bailando,
otras cantando, otros paseando por el caso antiguo y los más
golosos probando los dulces que la ciudad ofrece.
Llegó la noche y volvimos a recuperar la sensación
del frescor en nuestros cuerpos tan desacostumbrados de los calores
caribeños. Nos despertamos al día siguiente con la consabida
frase de que ... es el día que todos estábamos
esperando, cortesía de Jesús Luna.
Energético desayuno, taller de volley-ball, combinado con
alguna clase de natación ya que, a causa de nuestra habilidad,
el esférico se dio algún que otro chapuzón.
Si el día 31 llegamos a casa diciendo a nuestros padres que
queremos hacer el Inter-rail con una mochila y estos se sorprenden,
deberían haber escuchado la motivadora charla que tuvimos con
Gaizka. Como comentaron mis compañeros ruteros, tuvimos concierto
en la Plaza Mayor, comimos en el llamado salón o precioso parque
de esta ciudad.
Laura ¿esa eres tú? Esta frase podría haberse
escuchado perfectamente en un bar de la plaza en el que vimos el reportaje
que ofreció TVE sobre nuestra casita del Bosque del Pueblo.
Hicimos actividades de aventura y aeróbic en el campamento,
aunque comprobamos nuestras pobres dotes de equilibristas, si alguna
tenía ilusión por trabajar en un circo, a no ser de
payaso. Un, dos, tres, abajo y arriba, así estamos todos endureciendo
la barriga. Y es que la monitora Elena nos tiene a raya en sus clases.
Después, la ducha de bomberos, que iba a la par con la fresca
noche que ya habíamos vivido. Limpitos todos, como viene siendo
costumbre, voluntariamenre te asistió a Misa en el Monasterio
del Parral.
Tras la cena, volvimos a disfrutar del placer de pasear por Segovia,
con ese tiempo libre tan valorado. Vimos una escena de la luna y el
Alcázar a la que sólo le faltaba Harry Potter para convertirse
en una película. Y con esa última imagen despedimos
el día.
No nos podrían haber levantado de una manera más segoviana:
dulzaina y tamboril fueron testigos de nuestras tempranas legañas.
El desayuno nos esperaba junto a la Catedral, en la que después
íbamos a visitar la interesante exposición llamada El
árbol de la vida perteneciente al programa las Edades
del Hombre. Esta basada en temas religiosos y recopila elementos sacros,
principalmente vallisoletanos y segovianos.
Qué bonito fue ver las caras de asombro de nuestros compañeros
al observar por primera vez el Alcázar de cerca. A nosotros,
que ya lo hemos visitado mil veces no deja de sorprendernos.
Tanta cuesta para arriba y para abajo nos había abierto el
apetito. En los jardines de la Fuencisla pudimos comer y hacer reuniones
de grupo. Por la tarde tuvimos una conferencia en la Fábrica
de la Moneda segoviana y se acuñaron unas cuantas en compañía
de representantes de la cultura.
De nuevo nos visitaron los bomberos, tuvimos nuestra cena y una tertulia
con Jesús Garrido en la que se trató el tema de la relación
monitor-expedicionario desde los diferentes puntos de vista.
Así llegamos a nuestra última noche en Segovia. Por
la mañana volvimos a oír el megáfono y como siempre
tuvimos que desmontar rápidamente el campamento y rehacer las
mochilas.
Y, amigos, así se acaba la visita a esta ciudad de Segovia
que las 2 queremos tanto, una por vivir en ella y otra por ser su
segunda casa.
