Crónica del 14 de julio

Gente Americana, gente española
Alejandra Aguado (Bilbao)
Irene Marín (Barcelona)


Alejandra e Irene.

Ahora que ya andamos por tierras de España y vemos asomar a las puertas y ventanas de las casas a diversos personajes que constituyen las familias, se nos viene al recuerdo de cómo eran los rostros de las mamás, papás y niños de las tierras americanas.

Atrás quedan paisajes, caminos, montes, lluvias, momentos, pero sobre todo personas. Personas con costumbres que nos han marcado nuestro paso por los países de República Dominicana y Puerto Rico.

Nos hemos traído el recuerdo de familias enteras reunidas en las puertas de sus casas, dispuestas a dedicarnos sus mejores sonrisas y bienvenidas, recuerdos de niños descalzos corriendo tras nosotros para saludarnos; recuerdos de gente ilusionada al ofrecernos todo lo que tenían, al compartir lo que más necesitaban con nosotros: su comida, su agua y, si hubiesen podido, mucho más.

Su generosidad, en medio de la más absoluta pobreza, era una muestra de la grandeza del corazón humano. Este fue el mensaje más importante que aprendimos, al menos, en algunos de los pueblos o rincones de la República Dominicana.

Cuando el 4 de julio llegamos a Puerto Rico, nos encontramos con una calurosa bienvenida por parte del pueblo puertorriqueño: Mayagüez, Ponce, Adjuntas... Todos nos esperaban con entusiasmo. Nos encontrábamos en nuevo país, dispuestos a aprender todo lo posible sobre él. Desde el primer momento nos pudimos dar cuenta de las diferencias con la República Dominicana. Adentrábamos en un país con mejor situación económica, lo que hace que muchas cosas cambien. Así todo, las personas no cambian. Recibimos el mismo apoyo, hospitalidad y cariño de todos ellos.

Desde el primer día en Puerto Rico todos quedamos sorprendidos del respeto que nos tenían sus gentes por el mero hecho de ser Ruteros y fue aún mayor nuestra sorpresa cuando nos dimos cuenta de lo importante que era para ellos el tenernos en su casa.

Ahora entramos en la última etapa de esta aventura. Caminamos por tierras familiares para nosotros, pero extrañas para nuestros amigos americanos. Esperamos que esto les guste tanto como a nosotros sus islas y sus gentes.

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