Talleres en la Universidad de Puerto Rico
María Arroyo (Toledo)
Carlos Lancha (Toledo)
 |

Carlos y María.
|
Es nuestra última noche en América, ya que mañana
sale nuestro vuelo a eso de las nueve de la noche, para llegar a España
sobre las once de la mañana.
Nos hemos despertado al toque de diana "Buenos días,
tía María" y, bajo la lluvia, hemos hecho aeróbic,
dirigido por la monitora del grupo 3, Elena.
Después de dar nuestros datos delante de la cámara
de canal de Castilla-La Mancha y tras un repetitivo desayuno, hemos
montado en las "guaguas", transporte comunmente llamado
así en estos lares, y nos hemos dirigido al jardín botánico.
En el trayecto algunos han dormido, otros han cantado y otros incluso
han bailado.
A nuestra llegada, hora y media después, nos han dado la bienvenida
una vez más. Han aportado algo más de peso a nuestro
equipaje, otorgándonos caritativamente unas camisetas de color
casi olvidado (blanco) e información sobre las diferentes universidades
de Puerto Rico.
Tras clasificarnos por colores, hemos asistido a diferentes talleres
y conferencias, tan interesantes como la vida misma. La mayoría
de ellas nos hablaban de la deforestación y el cuidado al medio
natural. Otro de los talleres consistía en una visita a lo
largo del parque, en la que hemos visto diferentes especies de palntas
y animales, palmeras, bambúes, iguanas, tortugas, etc.
Aunque esta visita ha sido bajo un sol de justicia, se ha visto aplacado
un poco nuestro cansancio y calor por la lluvia, no muy abundante,
pero sí preciada, que ha caído mientras bailabamos al
son de la música de un grupo local.
Más o menos sobre la una hemos saboreado un "apetitoso"
almuerzo del cual no hablaré porque os imaginais cómo
ha sido.
Durante la tarde hemos ido finalizando los talleres. Durante la realización
de los mismos hemos tenido la oportunidad de degustar frutas como
las naranjas de la china, carambolas (frutas con forma de estrellas),
mango, níspero (pero no el que se conoce en España),
etc. También durante el recorrido nos iban ofreciendo botellas
de agua.
Después de toda la diversión de por la tarde, cogimos
el autobús y nos dirigimos hacia el campamento. Allí
nos esperaba una ducha y la comida-cena que se componía de
arroz, cómo no, carne y ensalada, y de postre un exquisito
dulce de membrillo.
Una vez hecha la degustación de la "exquisita cena"
que pudimos saborear, tuvimos un ratito libre hasta que comenzó
nuestra fiesta de despedida de América.
