El primer amanecer en Puerto Rico
Beatriz Miguel Izaguirre, Madrid
Johanna Vide, El Salvador
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Beatriz y Johana.
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Hoy fue nuestro primer amanecer en Puerto Rico, concretamente en
Adjuntas y, con el sol en nuestras cabezas y la humedad en el suelo,
desayunamos en el Bosque del Pueblo, lugar que fue salvado de la explotación
minera.
Durante la mañana realizamos dos talleres: en el primero nos
llevaron a un recorrido por el Bosque del Pueblo describiéndonos
las diversas especies vegetales, tales como el Granadillo, Robles,
Helechos...
En el segundo nos hablaron de la importancia de los hongos, aprendiendo
sus variedades, cómo recolectarlos e identificarlos. Dándonos
así cuenta de cómo en este bosque conviven tantos seres
vivos. Nos enseñaron no sólo la solidaridad entre las
especies, sino también la importancia que tiene preservar este
hábitat para los habitantes de Puerto Rico y de todo el mundo.
Después de comer, haciendo una marcha con las banderas y la
música de los titiriteros, nos dirigimos a la Escuela Washington
Irving donde se proclamó el Bosque del Pueblo Patrimonio de
la Humanidad. Y, a pesar de la lluvia, vivimos emocionados la calurosa
bienvenida, porque con todas las actuaciones que presentaron comprobamos
la dedicación con la que Puerto Rico preparó nuestra
llegada haciéndonos sentir como celebridades.
Al izar la bandera Puertorriqueña y la bandera Universal,
nos produjo una sensación de unión entre todas las culturas
que forman la Ruta Quetzal BBVA.
La participación de la Escuela de Artes reafirmó la
alegría con que todos los Puertorriqueños, tanto niños
como adultos, nos esperaron; pero el día de fiesta aún
no había terminado porque tenían otra sorpresa preparada:
los bailes y la música típica de Puerto Rico, lo que
despertó en todos los ruteros las ganas de bailar y mostrar
los pasos que hemos aprendido en el Caribe.
La cansada caminata que realizamos para subir de nuevo al Bosque
del Pueblo fue muy bien compensada con una cena y un chocolate caliente
que nos sentó perfecto, debido al frío que teníamos
por la noche.
La barriga llena y el canto de los coquis contribuyó a que
el sueño y el cansancio nos llevaran a dormir, pero sin borrar
de nuestra mente la idea de por qué Puerto Rico es conocido
como la Isla del Encanto.
