Crónica del día 4 de julio

Para ti, Nacho Cid Lindoso
Anel Wiliamson, Panamá
Ander Marañón, Navarra


Ángel y Ander.

"La vida es como un continuo viaje por un océano interminable en busca del final, en busca de la otra orilla". Decía Nacho, en su Diario como expedicionario del 93.

El pasado domingo, 29 de junio de 2003, se llevó a cabo una Misa en la primera ciudad de América, La Isabela. Se conmemoraba la primera ceremonia religiosa celebrada en el Nuevo Mundo el 6 de enero de 1494; pero, a su vez, aprovechamos tan importante momento para decirle adiós a un antiguo rutero y monitor el pasado año 2002, Nacho Cid Lindoso, amigo de todos los miembros de la Ruta Quetzal BBVA, que perdió la vida accidentalmente en España hace unos días.

En presencia del grandioso paisaje, de ruteros y ex-ruteros presentes, monitores y, algunos invitados, Jesús Luna, jefe de campamento, depositó un ramo de flores en el polvoriento, pero histórico suelo de La Isabela, a la vista de todos los ojos húmedos de tristeza.

En aquel momento de reflexión e impotencia, Pablo Zamarrón, dulzainero de los "Libélula", titiriteros de la Ruta Quetzal BBVA, interpretó una pieza musical, saliendo a relucir algunas lágrimas que mojaron nuestros rostros y poniendo de manifiesto la solidaridad y la unidad de la Ruta Quetzal BBVA ante un dolor común, que de una u otra forma, nos pone a pensar en lo efímera que es la vida: hoy estamos, mañana desaparecemos; es un largo viaje, como decía Nacho, donde nuestras almas nos dejan y el cuerpo permanece inmóvil y taciturno en este bello y grandioso mundo terrenal.

Nos es imposible contar con él fisicamente; sin embargo, siempre lo recordaremos como un miembro inolvidable de la Ruta Quetzal BBVA.

Adiós.

Nacho era una persona increíble, amigo de todos, inteligente, genial. El año pasado llegó a contactar de tal manera con su grupo, el 13, que lo llegaron a considerar y a tratar como uno más.

Volver