Crónica del día 4 de julio

La felicidad es común
Manuel Alejandro Romero, Colombia


Manuel Alejandro.

Hoy no ha sido un día normal para mí, tal vez para nadie, pues encontrarnos en un Ferry, cosa que sería muy difícil de abordar en la cotidianidad de cada uno de nuestros países, levantarnos en camas limpias, ducharnos por largo rato en baños que estaban en nuestras habitaciones, comer lo que quisiéramos al desayuno y arreglarnos un poco es cosa que no sucede todos los días.Sirve para recordar lo que algún día fuímos e intentar mantenerlo presente en la memoria como una de las excepciones extraordinarias que han sucedido en la Ruta Quetzal BBVA, y así conservar la ilusión de continuar en ella hasta el final, esperando que se vuelva a repetir esta oportunidad. Habrá que esperar.

Se podría decir que todo lo ocurrido en el día de hoy estuvo enmarcado por los anhelos de los expedicionarios y, para rematar, por fin, se ha llegado a Puerto Rico, donde hemos tenido una increíble bienvenida, con obsequios y una fiesta en donde predominaba la salsa y el merengue. Nos trataron como reyes, comimos muy bien y hasta se dió la oportunidad de comprar algunas cosas. Hay que tener en cuenta que este día concuerda con la independencia de los Estados Unidos, siendo también día feriado en este país.

Es increíble poder ver el cariño y la alegría de unas personas que son desconocidas; pero que, aun así, nos recibieron de la mejor manera. Nunca pensé que podría existir gente tan alegre y tan patriota como la que aquí he visto, y el cambio se nota de una forma increíble. Hemos dejado atrás la República Dominicana con toda su historia, lo único que debemos esperar es que las situaciones sigan siendo iguales a las anteriores y que la hospitalidad de la gente siga de la misma forma.

Después, envueltos en alegría, nos dirigimos hacia la ciudad de Ponce en donde nos recibieron como unos héroes, bajo el ritmo de la música folclórica, con los mismas danzas que en Mayagüez; y además, hemos tenido la suerte que nos han declarado Huéspedes de Honor. La felicidad inundaba la alegría de todos los ruteros.

Y, por el momento, no me queda nada más que dar las gracias por los que han tomado el tiempo de leer este corto ensayo. En un futuro, mis escritos demostrarán mayor calidad y más extensión.

Quiero mandar un saludo a todas las personas que conozco, a mi familia, mi mamá Ana María, mi papá Faberth, a mi hermano Andreu y a mi hermana Carolina, que pronto tendré la oportunidad de abrazar con todas mis fuerzas y volver a estar con ellos como siempre. Creo que no les decepcionaré. Atentamente, Manuel Alejandro "Proveniente de la capital mundial de la salsa, Santiago de Cali".

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