Crónica del día 1 de julio

Del Paso de los Hidalgos a Santo Domingo
Elena Martínez, Guipúzcoa
Carla Satorres, Valencia



Elena y Carla.

Día a día aprendemos a valorar cosas que pasan desapercibidas en nuestra cómoda y fácil vida cotidiana. ¿Quién iba a decirnos que un vaso de agua fresca nos haría saltar como niños? Aunque parezca un tópico y antes de venir aquí nos pareciera una exageración, es cierto. Como estas cosas, ocurren muchas cada día.

Hoy hemos comprobado que no siempre todas las etapas de un viaje son placenteras.

Nos levantamos, como siempre, muy temprano y en un fantástico campamento situado en el Mirador de Ojeda; desayunamos y salimos a pie, con los titiriteros delante, acompañados por el alcalde hasta el Mirador de Colón; el calor era fuerte y nos prometíamos un viaje rápido camino de la ciudad de Santo Domingo.

Gran parte de la tarde ha transcurrido en autobús. Eso sí, sin dejar el aprendizaje a un lado; a las 17 horas hemos hecho una parada para comer y escuchar una conferencia en lo que fue el Fuerte de Santo Tomás. La charla nos ha querido explicar la importancia de la Ruta de Colón y la unión entre los pueblos iberoamericanos. Nosotros la realizamos con la Ruta Quetzal BBVA y, hemos dejado constancia de ello colocando una placa en honor de la Ruta Quetzal BBVA 2003. Somos los primeros expedicionarios en realizar la Ruta de Colón con intereses culturales y no económicos.

Después de esto, continuamos el viaje en los destartalados buses a los que intentamos acostumbrarnos. Más de una decena de ellos, llenos de ruteros abatidos por el cansancio y el agotamiento, se dirigían a una ciudad para la que todavía había que viajar 6 horas más. A pesar de todo, la aventura continúa y procuramos hacer de estos largos viajes, algo divertido: los pasillos repletos de mochilas se habían convertido en nuestras camas; en los asientos unos intentaban escribir su diario, enfrentándose al contínuo temblor del bus, mientras que otros cantaban, o berreaban, despertando así a los que intentaban descansar.

La gente nos saluda a través de los cristales, las calles por las que pasamos están repletas de tiendas con paredes de colores y diversos productos en venta que no habíamos visto antes.

Los niños juegan mientras los mayores charlan con gran tranquilidad. Al parecer, el término "estrés" es algo que no existe en su vocabulario. Es la gran diferencia de nuestro país y este paraíso. Aun sin tener todos aquellos lujos que nosotros poseemos, tienen el mayor tesoro: el secreto de la felicidad, que se refleja una y otra vez en su eterna sonrisa.

Finalmente, cuando todos habíamos perdido la noción del tiempo, llegamos a la Fortaleza Ozama, la que sería nuestro "hogar" durante otro par de días.

Eran las 2 de la madrugada, mucho calor, expedicionarios cargando mochilas y una tienda que les impedía andar, un hambre voraz y, sobre todo, suciedad acumulada.

Para nuestra sorpresa, esperaban una poco original cena y un camión de bomberos que nos ducharía. En menos de media hora, los 350 expedicionarios de Ruta Quetzal BBVA, yacían dentro de sus tiendas, ya montadas, intentando reponerse de aquel agotador día.

Bona nit i un abras molt fort per a tots.

Gabon eta besarkada handi bat guztientzat.

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