Crónica del día 29 de junio

Primera misa en América
Pedro Seabra, Portugal
Eliane Félix, Portugal
Silvia Tendeiro, Portugal

Teresalina, a la izquierda del Rey de España
En la imagen, Pedro, Eliane y Silvia.

No, hoy no ha sido un día diferente. Diferente por lo menos al despertarnos: estábamos durmiendo como ángeles, cuando fuímos bruscamente despertados por una supuesta novedad. Jesús Luna traía con él una supuesta novedad. Jesús Luna traía con él sonido de un pájaro raro, "el trugielo", que los monitores están buscando hace 20 años. Para nuestro disgusto, el sonido no era real, era una sirena destinada a atormentar los valientes expedicionarios de la Ruta Quetzal BBVA.

Nos levantamos pronto, a las 5,45 de la mañana. Una vez en pie, salimos con rumbo a las ruínas de La Isabela, la primera ciudad fundada por Colón, en la La Española. Nuestro camino hasta el destino secular discurrió a la orilla del Mar Caribe.

A la llegada, nuestra actividad consistió en leer la famosa "Carta de Jamaica", que Colón escribió a los Reyes Católicos; carta esa que está dentro del libro del 4º Viaje de Colón, que nos fue regalado a todos los expedicionarios.

Después de habernos enterado del tema y ya con mucha hambre (¡sí porque los portugueses necesitan comer mucho y muchas veces!). Miguel Quadra-Salcedo nos reunió en las ruínas de lo que fue la primera iglesia en el Nuevo Mundo.

Allí asisitimos a una reconstrucción histórica de la toma y posesión de La Isabela: nuestros compañeros expedicionarios actuaron de espadachín, monjes, lanceros, Cristóbal Colón ... todos acompañados por el grupo de músicos de la Ruta Quetzal BBA.

La Misa conmemorativa fue oficiada por el sacerdote Jesús Garrido y con la presencia de todos los expedicionarios. Como se sabe, la primera misa tuvo lugar en La Isabela el 6 de enero de 1494 y fue presidida por el Padre Bernat Boil a la que asistieron también 12 monjes enviados por la Abadía de Montserrat en el segundo viaje de Colón.

La llamada primera misa en tierra firme tuvo lugar en Honduras el 14 de agosto de 1502.

En nuestra misa recordamos también a Ignacio Cid Lindoso, antiguo expedicionario y monitor de Ruta Quetzal BBVA el pasado año, y que había fallecido hacía ocho días en un accidente en España. Fue una celebración plena de momentos emocionantes, que incluyó un testimonio escrito por Ignacio Cid, donde recordaba los momentos vividos en su época de expedicionario el año 1993.

Al finalizar la misa, se acuñaron monedas conmemorativas de la Ruta Quetzal BBVA 2003, patrocinado por la Casa de la Moneda Española.

Sobre las 9,30 regresamos al campamento para desayunar y participar en los talleres respectivos de cada grupo. Los talleres eran desde aeróbic hasta pesca, esgrima, cartelismo, buceo... En todos ellos los expedicionarios participamos con alegría y entusiasmo.

Animados por el sonido de la música del aérobic, tanto en tierra como en el mar, muchos expedicionarios participaron en talleres naúticos, aprendiendo técnicas y viendo la diversidad de peces que vive en el Mar Caribe; mientras tanto, otros daban rienda suelta a su imaginación en el taller de Cartelismo.

Otros conocieron por primera vez el placer de bucear en un mar tan tranquilo y cristalino; muchos no olvidarán la disciplina y atención que la esgrima siempre exige.

Seguro que, después de tanto trabajo y sudor, con un clima tropical y un mar tan fenomenal delante de nuestros ojos, tuvimos nuestro descanso merecido con un baño de casi una hora, que ayudó para aliviar la tensión y el cansancio de los expedicionarios.

Y, sorpresa, sorpresa, a cada día que pasa, la comida en la Ruta Quetzal BBVA es cada vez mejor. Al comienzo, la dieta era de plátano y yuca, ahora nos sorprenden con arroz y carne. Lo que más nos gusta son sus zumos: una gota milagrosa y refrescante en el medio del océano de sequedad que nos rodea.

Pero, para nosotros, los portugueses, el poder participar en esta emocionante aventura compensa todos los sufrimientos, especialmente el gastronómico.

Desde la República Dominicana, en la Playa de La Isabela, un gran saludo para todos nuestros amigos y familiares que están en Portugal, a los cuales añoramos mucho.

Los tres magníficos.


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