¡Cuidado, tiburón a la vista!
Pau García Ríos (Girona)
Guillermo Gironés (Valencia)
 |

Pau y Guillermo.
|
Hoy, día 26 de julio, fue un gran día para nosotros
porque Guillermo volvía a su ciudad y veía a sus familiares
y Pau, visitaba Valencia donde nunca había estado.
La tarde empezó con buen pie gracias a la comida que nos preparó
Velarte, casa de comida típica valenciana. Comimos lo típico
de aquí, una ensalada para empezar, paella valenciana y fruta
de temporada. Hay que agradecer a Velarte la comida que nos brindó
ya que fue uno de los pocos días en los que la gente no se
quejó, más bien lo contrario, y además no falto
de nada.
Estuvimos tan a gusto comiendo que el tiempo se nos echó encima
y no pudimos disfrutar de la playa valenciana, ya que teníamos
que irnos a l'Oceanografic que, como diría nuestro amigo Jesús
Luna, "era lo que todos estábamos esperando".
Durante el tiempo de espera para entrar a l'Oceanografic se produjo
alguna escena graciosa como cuando un rutero preguntó si Benvinguts,
que es bienvenido en valenciano, era una palabra alemana y algunas
personas no pudimos aguantar la risa. A raíz de esto se produjo
una de las tantas conversaciones enriquecedoras que hay en la Ruta.
En esta conversación hablamos solo las diferentes lenguas que
se hablan en España, ya que para muchos americanos es una novedad
que en España haya tal variedad de lenguas que muestra la riqueza
cultural que hay.
Por fin empezamos la visita al parque. Lo primero que hicimos fue
escuchar una charla del Director de l'Oceanografic que es biólogo
y veterinario. Nos contó que el parque es el más grande
de Europa, como han trasladado algunas especies, etc. En l'Oceanografic,
al igual que en la Ruta, trabaja gente de diversas nacionalidades
y hay especies de todo el mundo.
Iniciamos entonces la visita comenzando por el Pabellón de
la Antártico, donde tuvimos el placer de contemplar los pingüinos
y las impresionantes belugas, a las que pudimos distinguir si eran
machos o hembras gracias a la conferencia del director. Seguimos la
visita por los océanos y, a través de los túneles
submarinos, pudimos ver como pasaban sobre nuestras cabezas los tiburones
toro. Al ver su boca, se te ponía la piel de gallina, ya que
tienen tres filas de dientes en sus mandíbulas.
Continuamos la visita por los mares templados y tropicales, donde
destacaban las diferentes tonalidades de los colores en los peces.
Pudimos contemplar un cangrejo araña gigante, traído
desde Japón, que puede llegar a medir 4 metros de envergadura.
En fin, llegó un momento en que no sabías si estabas
en el Caribe, Mediterráneo o las frías aguas de la Antartida.
Acudimos entonces al delfinario para ver un espectáculo, lo
que nos impidió visitar los humedales donde están representados
dos tipos de ecosistemas: el manglar tropical y el manglar mediterráneo.
Del espectáculo de los delfines solamente cabe decir que fue
muy bonito contemplar su habilidad e inteligencia y, gracias a la
atención de los entrenadores, ver su anatomía y formas
de ser y actuar de cada uno.
Volvimos al barco Hernán Cortés, nuestra casa navegante,
donde nos duchamos, cenamos y algunos pudimos disfrutar de la horchata
valenciana y los fartons gracias a la compañera que tenemos
en el grupo. Fue difícil dormir, por la carga de calor y olor
que soportamos, pero al final caímos rendidos.
